Emprendimiento

El rescate internacional de obras de arte

Sevilla, principios del Siglo XVII. La ciudad se consolidaba como enlace entre la vieja Europa y el Nuevo Mundo. Este estatus la convirtió en un polo de atracción para empresarios, banqueros y mercaderes y, de su mano, se generaba un importante trasiego de artículos culturales y obras de arte. Algunas de estas piezas recalaron en la ciudad y sirvieron de catalizador e inspiración para los artistas locales, entre los que destacaría un nombre por encima de todos: Diego de Silva y Velázquez. Una de las figuras clave en la historia del arte español que ahora, tras años de esfuerzo, por fin ve su legado debidamente representado en la ciudad que le vio nacer.

Unos esfuerzos que arrancan en 2007. No solo porque fue entonces cuando se produjo el rescate de Santa Rufina, de Velázquez, sino también porque marcó el comienzo de la transformación de la Fundación Focus de Sevilla. Es en este año cuando se inicia una colección propia, con una hoja de ruta dirigida, fundamentalmente, a la búsqueda en el extranjero de pinturas de Velázquez y Murillo.

Era una misión ambiciosa para la que se contó con algunos de los mejores conocedores del mundo del arte, excepcionales profesionales que brindaron su apoyo y sus consejos y, sobre todo, fueron capaces de encontrar obras en paradero desconocido. Focus, con el apoyo de Abengoa, iniciaba así la colección permanente del Centro Velázquez.

Todas las piezas, eso sí, compartirían un nexo, un denominador común: Sevilla y los sevillanos. El centro tenía una misión muy clara para con la ciudad y por tanto obligaba a que no sirviese cualquier obra de arte  para su colección, sino solo aquellas que estaban ligadas con la urbe, su Historia y sus gentes. No se trataba de competir con ningún museo sino de llenar un hueco en la ciudad al que no se le había dado respuesta.

De ahí que, cuando se presentó la oportunidad de adquirir Santa Rufina, no se pudo dejar pasar de largo. La patrona de la ciudad se había perdido en muchas ocasiones en sus andanzas por el extranjero, pero el tiempo iba a brindar otra oportunidad, en forma de subasta pública en Londres el 4 de julio de ese mismo año.

Al interés de la Fundación Focus se sumó el apoyo de las instituciones y autoridades locales y el respaldo de la ciudadanía, que ofreció el ánimo suficiente para convencer al equipo de ir “a por ella”. No en vano, era uno de los poquísimos Velázquez que quedaban en el mercado y los sevillanos supieron ver la oportunidad que tenían ante sí, que teníamos ante nosotros.

Una obra de este calibre requería, sin duda, de un propietario como Focus, un organismo por cuyas entrañas fluye el amor y el trabajo por y para Sevilla. Un reto al que, por qué no decirlo, solo se pudo hacer frente gracias a la pasión por el proyecto que demostró Abengoa, que dotó a Focus de un patrimonio económico propio que garantizara su presente y futuro de una manera hasta la fecha impensable.

Así, más rápido de lo que se había previsto en un principio, la fundación se hizo con la obra; y el mundo se hizo eco de lo que estábamos empezando a labrar. La compra de Santa Rufina se extendió a la velocidad de la luz por medios nacionales e internacionales, culturales o económicos. Todos señalaban la misión detrás de la adquisición e incluyeron a Focus en el radar de los amantes y protectores del arte.

Durante los siguientes siete años, Focus mantuvo su apuesta, un esfuerzo que hizo que su colección creciera sustancialmente: Inmaculada Concepción de Velázquez, Santa Catalina de Murillo, Sagrada Familia de Cavarozzi, Inmaculada con San Joaquín y Santa Ana de Herrera el Viejo o el imponente Vista de Sevilla del siglo XVII.

La implicación del equipo fue máxima durante este periodo. Quienes participaron en la identificación y adquisición de estas obras lo hicieron con la convicción de que esta iniciativa creaba valor para Focus y para los sevillanos, y con la satisfacción de poder compartirlo con todos los que visitaran el Hospital de los Venerables.

Una pasión a la que se dotó también de la consistencia científica necesaria. Los herederos del legado del profesor Alfonso E. Pérez Sánchez (director del Museo Nacional del Prado y asesor de la Fundación hasta su fallecimiento), depositaron en Focus unos fondos únicos para el estudio y la investigación del Barroco. Su biblioteca, su archivo fotográfico y documental y sus obras de arte se encuentran desde el año 2011 en el Centro Velázquez.

El Centro iba creciendo y, paralelamente, lo hacía la ambición de sus gentes, que todavía tenían ante sí el que ha sido, quizás, el más emotivo y trascendente rescate por su dificultad. La Fundación logró hacerse en 2014 con San Pedro penitente de los Venerables, de Murillo, la única pintura de los Venerables  que estaba, en Reino Unido, en poder de un propietario privado.

Esta magnífica pintura fue expoliada en el siglo XIX por el Mariscal Soult, junto a otras tres obras de Murillo que pertenecían a los Venerables. Estas otras tres obras hoy se pueden visitar en museos nacionales bien conocidos, pero el paradero de San Pedro era una incógnita.

Solo había un dato sobre el que comenzar la búsqueda, una dirección en el reverso de la única foto que existía del cuadro y que estaba en el archivo fotográfico del profesor Pérez Sánchez. Este es el punto de partida sobre el que construyó su trabajo de investigación uno de los mejores profesionales del arte, el Dr. Gabriele Finaldi, Director de la National Gallery de Londres, que siguió la pista al cuadro hasta hallarlo en la británica Isla de Man.

Iniciaba entonces la que sería la negociación más difícil a la que se ha enfrentado el equipo de Focus. Centros de arte y museos de todo el mundo están constantemente deseosos de piezas de primer orden de Murillo, por lo que de no haber prosperado en esta gestión, la pieza probablemente nunca hubiera regresado a Sevilla.

Abengoa echó el resto para que este rescate llegara a buen puerto y San Pedro pudiera volver a España a través del Museo del Prado, que se encargaría de su restauración y que posteriormente lo exhibiría en sus propias salas. Esta institución siempre ha colaborado y confiado en Focus, cuya gestión clara y profesional se ha hecho merecedora del respeto de una de las mayores pinacotecas del mundo.

La llegada del San Pedro a los Venerables, recogida en el titular de un diario local «San Pedro vuelve a casa tras dos siglos de exilio», resume el sentimiento de pertenencia y de orgullo por la restitución de un tesoro nacional al lugar de origen y la tranquilidad del logro de un gran equipo y una ciudad comprometida con su arte.

Hoy, gracias al Centro Velázquez y al rescate de obras, la Fundación Focus, Sevilla y sus visitantes cuentan con un envidiable archivo que va aún más allá de las obras maestras de Velázquez y Murillo. Una admirada colección que en muchos casos había salido de nuestras fronteras y que el esfuerzo colectivo de un grupo de amantes del arte y de una ciudad orgullosa de su legado han permitido volver al que siempre fue su hogar.