vehículos del futuro
HIDRÓGENO,  Transición energética,  Transporte

Los vehículos del futuro serán eléctricos de batería y de hidrógeno

Se oye hablar mucho últimamente de los vehículos del futuro y coches eléctricos; todo el mundo está al tanto de las ventajas de estos vehículos en lo que a emisiones cero, o beneficio medioambiental, se refiere. Sin embargo, la penetración de estos vehículos es enormemente pequeña en nuestro país, que matriculó, en 2018, poco más de 6.000 turismos eléctricos.

Si actualmente existen ayudas, tanto de entes públicos como privados, para adquirir este tipo de vehículos, y somos informados a diario de las ventajas medioambientales que tienen, ¿por qué es tan limitada su cifra de ventas?

Seguramente, el problema podamos encontrarlo en los hábitos y las características de los conductores españoles, muy reacios a cambiar su percepción y costumbres en cuanto al transporte en vehículos particulares (turismos) se refiere.

El vehículo eléctrico de batería

Sin embargo, todo lo visto se circunscribe, específicamente, a un tipo particular de vehículo eléctrico, el más común y conocido, que es el vehículo eléctrico de batería (BEV).

Un vehículo eléctrico de batería es un vehículo eléctrico (es decir, el motor que mueve sus ruedas es un motor impulsado por energía eléctrica) que almacena dicha electricidad en una batería, similar a la de los teléfonos móviles, pero de mayor tamaño, que se carga a partir de la red eléctrica.

 Ventajas de los vehículos del futuro eléctricos

Este tipo de vehículos, por lo tanto, posee unas ventajas inherentes a los vehículos eléctricos:

  • Escasas emisiones medioambientales, tanto atmosféricas como acústicas
  • Excelente experiencia de conducción, con una aceleración que no se encuentra en los vehículos convencionales.

Desventajas de los vehículos eléctricos

Sin embargo, también posee desventajas derivadas del uso de baterías:

  • Sistema de almacenamiento de energía eléctrica
  • Tiempo de recarga elevado
  • Autonomía reducida.

Esto choca con los citados hábitos de los consumidores españoles; más de un 70% de la población no se compraría un vehículo que no ofreciese un mínimo de 300 kilómetros de autonomía real; y también más de un 70% se niega a esperar más de 15 minutos en una recarga del vehículo. Tal vez, esto nos da una pista de por qué el vehículo eléctrico ha penetrado tan poco en nuestro país.

El complemento: el vehículo eléctrico de hidrógeno

Los vehículos eléctricos de hidrógeno o vehículos de pila de combustible (HEV o FCEV), sin embargo, llevan un depósito de hidrógeno, que almacena 4 o 5 kg de este gas. También llevan una pila de combustible, un dispositivo electroquímico que convierte ese hidrógeno, combinado con el oxígeno del aire, en electricidad, produciendo agua como único residuo.

Esta electricidad se emplea para mover el motor eléctrico, al igual que en el vehículo eléctrico de batería. Por lo tanto, un vehículo eléctrico de hidrógeno tiene las mismas ventajas, en cuanto a emisiones y aceleración, que un vehículo eléctrico de batería, pero sin embargo evita sus dos principales dificultades, ofreciendo un tiempo de recarga y una autonomía similares a los de los vehículos convencionales diésel o gasolina.

Vistas estas ventajas, cabría preguntarse por qué los vehículos de eléctricos de hidrógeno no son tan populares como los vehículos eléctricos de batería. Para empezar, podemos señalar que, en nuestro país, ni unos ni otros tienen una entrada representativa en el mercado. Pero, más allá de esto, hay que hacer notar que un vehículo eléctrico se puede recargar (en ciertos escenarios) en casa, aunque para ello necesite de ocho horas de recarga y una instalación específica. Y, sin embargo, un vehículo de hidrógeno necesita de una estación de servicio de hidrógeno especializada, que dispense este gas.

Para un despliegue de un pequeño número de vehículos del futuro, es más sencillo el vehículo eléctrico de batería; sin embargo, cuando se habla de cientos de miles de vehículos desplegados en una geografía, o se llega al millón de vehículos, el coste de infraestructura del vehículo eléctrico de batería es muy similar, o superior, a la infraestructura necesaria para abastecer una flota de vehículos de hidrógeno.

A vueltas con la eficiencia energética

Finalmente, en determinados foros, se habla de la eficiencia. Estos círculos definen la eficiencia como la energía eléctrica aprovechada dividida entre la energía eléctrica en el origen. Si consideramos así la eficiencia, evidentemente, un vehículo eléctrico de batería es más eficiente que un vehículo eléctrico de hidrógeno, dado que la energía eléctrica se utiliza para cargar la batería, que luego se descarga durante el rodaje del vehículo.

Por el contrario, en el vehículo de hidrógeno, utilizaremos energía eléctrica para producir hidrógeno, almacenaremos este hidrógeno en el vehículo, y luego produciremos energía eléctrica en la pila de combustible del mismo, por lo que la eficiencia global del proceso será, necesariamente, menor.

Sin embargo, esto está muy relacionado con la manera en la que definamos la eficiencia. Por ejemplo, el utilizar hidrógeno como combustible nos permite desacoplar por completo la producción de la energía de su uso; es decir, podemos producir el hidrógeno en invierno en una región y utilizarlo en primavera en otra región, dadas sus capacidades de transporte y almacenamiento. En un vehículo también podemos medir la eficiencia como el tiempo de uso del vehículo dividido entre el tiempo de recarga del vehículo; en este caso, de nuevo el vehículo de hidrógeno es más eficiente que el vehículo de batería. Finalmente, también podemos considerar la eficiencia como la densidad energética por unidad de peso, es decir, cuantos kilogramos estamos moviendo en el vehículo para mover la energía; mientras que un vehículo de hidrógeno apenas lleva 100 kg entre el depósito de hidrógeno y la pila de combustible, un vehículo eléctrico de batería puede llevar fácilmente 600 kg de baterías, una carga inútil que se desplaza con el vehículo.

Evidentemente, los vehículos del futuro  no serán de un color u otro, sino que, lo más probable es que varias tecnologías sean las que convivan para satisfacer las demandas de la población. Pero lo que parece claro es que el hidrógeno será una de ellas.