Descarbonización
Descarbonización,  HIDRÓGENO,  Transición energética

Descarbonización: El hidrógeno como herramienta para lograrlo

En la actualidad, los sectores de generación de energía y transporte suponen, conjuntamente, dos tercios de las emisiones de CO2 en la Unión Europea, seguidos de las emitidas en aplicaciones industriales (incluyendo tanto la generación de calor como las materias primas), que supone otro 15%.

La descarbonización es el método para mitigar el cambio climático

Hemos hablado en otras ocasiones de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la descarbonización como método para mitigar el cambio climático. En este caso, y para alcanzar su objetivo de contener el aumento de temperatura por debajo de los 2ºC (tal y como se acordó en 2015, en el primer acuerdo mundial vinculante sobre el clima, firmado en la Conferencia de París), la Unión Europea necesita reducir sus emisiones anuales de CO2 aproximadamente en un 40% para el año 2030, y un 80% para el año 2050, comparado con los niveles que tenemos actualmente. Eso supone disminuir desde los 3.500 millones de toneladas que, aproximadamente, se emiten cada año a tan solo 770 millones de toneladas anuales.

 

Esto supone un diferencial de, aproximadamente, 2.800 millones de toneladas que hay que dejar de emitir cada año, cuando lleguemos a 2050. Se estima que unas 1.700 se pueden evitar gracias a las medidas que se están implantando ya en muchos países en energías renovables y eficiencia energética; sin embargo, para lograr los 1.100 millones de toneladas que faltan, va a ser necesario implementar medidas novedosas que no se hayan considerado hasta la fecha, de carácter más innovador, como, por ejemplo, la introducción del hidrógeno dentro del paradigma energético.

Reducción de CO2 hasta 2050

Así, la Alianza Conjunta en pilas de combustible e hidrógeno (Fuel Cells and Hydrogen Joint Undertaking, FCH JU), promovida por la Unión Europea, estima que, aplicando medidas basadas en la utilización del hidrógeno como vector energético, se podría conseguir reducir las emisiones anuales de CO2 en casi 600 millones de toneladas anuales; esto supone, aproximadamente, la mitad de los 1.100 millones de toneladas anuales que faltaban.

 

 

Informe CO2 abatement potential through 2050 in different segments (Source: Hydrogen Roadmap Europe

 

 

Informe CO2 abatement potential through 2050

Para conseguir esa reducción de 600 millones de toneladas anuales, el hidrógeno debe ser empleado en diferentes sectores, y de diferentes maneras:

 

Uso del hidrógeno para reducir  las emisiones anuales de CO2

 

  • El transporte supone uno de los mayores causantes de las emisiones CO2, siendo el responsable de un tercio de las mismas dentro de la Unión Europea; es por ello que es uno de los sectores clave a descarbonizar. En este sector, el hidrógeno es el combustible ideal alternativo ya que aporta cero emisiones; puede ser renovable en su producción y también un combustible limpio a la hora de su utilización en vehículos eléctricos de pila de combustible. Además, el hidrógeno permite su aplicación no solo en automóviles utilitarios, sino también en vehículos pesados (autobuses, camiones…), e incluso trenes, barcos o aviones.

 

  • El sector residencial es el segundo (en tamaño) de los sectores productores de gases de efecto invernadero dentro de la Unión Europea, suponiendo un 15 % de las emisiones totales de CO2. El hidrógeno es el elemento adecuado que inyectado en la red de gas natural (mezclado con este último), o empleado como materia prima para producir un metano renovable sintético, puede ser una alternativa para la descarbonización de este sector. Las empresas operadoras de las redes de transporte y distribución de gas (TSO, DSO) de la Unión Europea ya dan pasos en este sentido, mediante proyectos de demostración para analizar estas posibilidades tecnológicas.

 

  • El sector industrial supone el tercer gran consumidor de energía de la Unión Europea, siendo el causante de más del 10 % de la producción anual de CO2. Existen seis industrias especialmente contaminantes, que son la del aluminio, la del cemento, la petroquímica, la del refino, la del acero y la del papel. Todas ellas requieren calor de alta calidad y alta temperatura (más de 650 oC), que podría suministrarse a partir de hidrógeno, de una manera limpia y sostenible. Dentro del sector industrial, es posible considerar también la cantidad de hidrógeno que, este sector, consume en la actualidad, siendo producido a partir de combustibles fósiles (reformado de gas natural, principalmente), con la consiguiente emisión de CO2. El uso y la producción de hidrógeno renovable como materia prima alternativa, podría reducir también las emisiones de CO2 en este sector.

 

En definitiva, la utilización de hidrógeno en los ámbitos mencionados conllevaría la reducción de emisiones de CO2 de Europa en un 17%, de un modo directo y contribuiría a la descarbonización.

Y todo ello, sin considerar que la utilización de hidrógeno como un sistema de almacenamiento, un gestor de la energía, permitiría el incremento de las energías renovables en el mix energético, contribuyendo así, de un modo indirecto, a la reducción de emisiones de CO2 asociadas a la generación de energía.  Por todo, sin duda alguna, el hidrógeno está llamado a ser una pieza fundamental del proceso de descarbonización tan necesario para luchar contra el cambio climático del planeta.